miércoles, 17 de agosto de 2016

SER


Desde aquellos ojos que esparcían chispas de una ira incomprensible, 
desde aquellos puntazos que hirieron su piel con desmerecidas palabras, 
un manto de ceguera que parecía permanente cayó al suelo y vislumbró una frontera indómita. 
Las hojas se desplegaron para dar paso al paisaje frío del invierno con un horno de barro al fondo. 
Aquella alma quejumbrosa por las recientes heridas dejó que el cobijo  sanador de su espíritu fuera eso que siempre forjó para que sea y que nunca debió ser. 
Distancia.
Nada que deba ser forzado resulta puro, complaciente y genuino. 
Todo lo que nace del corazón y se desea en carne y espíritu es alimento para el ser y recíprocamente se multiplica en el devenir de los otros, con los Otros. 
Lo indómito espera en esa planicie de esperanza y curiosidad, elementos de la naturaleza humana que hacen posible el ser; la búsqueda, la permanente curiosidad, diamante sin precio, que construye lo no limitado, más allá de las estructuras.
Lo imposible se hace posible y florecen libélulas de los plateados erguidos que enaltecen la figura de la planicie salvaje; y en un susurro visual,  el viento arenga correr la pradera, recorrer las cascadas, reflejarse en la cristalina, mirarse a los ojos, descubrirse sana, de pie, fuerte, única, libre y valiente.
Desde aquellos ojos, desde aquellos puntazos dejó de existir en lo establecido 
y comenzó a Ser en lo inesperado. 


                                                             

jueves, 20 de noviembre de 2014

Leyenda del Crepúsculo 

En cada amanecer se amaban y se lloraban.
En cada permanecer las pieles entristecían.
Por cada gota de rocío, lanzaban letras de ahogo.
Por cada ruiseñor desperezado, lloraban su pena al vacío
Con cada brisa violeta, pensaban en volverse a amar
como las veredas de noviembre y las flores de un jacarandá.
Y sus manos se soltaban con solo un haz de luz
hasta cuándo tan lejano, mío, hasta cuándo esta cruz...
le decía la noche al día diluyéndose en el bosque,
que quería atraparla entre sus ramas y no podía.
Ya que tú me prometes la luna, dijo el día, yo te regalo el espejo del mar.
Amor mio, con ese espejo, dijo la noche, te eternizaría bajo el manto de mis estrellas
y ya no seríamos ni noche ni día sino
el amor, el amar, abrazados a la vida
y tus rosas mis lechuzas 
y mi luna tu candor
y tus olas, las cortinas 
de una ventana llena de amor,
y mi oscura tus balcones
que brotan de flor en flor 
y el lucero de mi alma
la sonrisa de tu corazón.



miércoles, 7 de mayo de 2014

La sombra en el reflejo

Sos un bicho inmundo, escuché desde el baño cuando te diste cuenta que no estaba a tu alcance para ayudarte con la soga de la persiana que hace un mes tenías que reparar. No me encontraste en la cocina ni en mi escritorio repleto de libros, leyendo alguno de ellos para la clase del día. Creíste que había salido a hacer "algo" sin avisar que me iba. No me conocés. Hace más de veinte años que estamos juntos y no te has detenido a mirarme ni un poquito.
Hace años que me siento al lado tuyo para mostrarte un reflejo de tu persona, para que reflexiones unos segundos y logres hacer un mea culpa. No me gusta la gente que se hace olímpicamente la boluda y vos sos parte de esa gente. Cada pregunta que te hago la evadís con una repregunta casi sin fundamentos en donde te fascina victimizarte para cerrar la conversación así, sin más. Y la comunicación se ve imposibilitada de ser tal, cubierta en su totalidad de improperios que te benefician, arrojándome por la cabeza una ensalada llena de soretes de toda clase. Y creés que ganás la discusión, cuando lo único que vengo intentando es acercarme a tu otro yo, para mostrarte ese espejo en donde no te querés ver, en donde ni por el más posible de todos los milagros, reconoces que con tus insultos no llegamos a ninguna parte. Intento solucionar. Con insultos la situación comunicativa no sirve. La complejidad está instalada cuando uno quiere conversar para solucionar y el otro sólo se protege con agravios infundados evitando el verdadero yo.
Sos un bicho inmundo, escuchó nuestro hijo adolescente y nuestra pequeña hija de diez años cuando yo no estaba en un santiamén, para sostenerte la soga de mierda con mis manos. Esas manos que siempre han estado pegadas a las tuyas cuando se te viene el mundo encima por una reparación casera y sin más ciencia, porque si no estoy cerca no sabés solucionar nada. Dependiente le llaman. Si a esta altura no tenés las pelotas suficientes para retener tu negativos pensamientos, errantes, pesimistas y mal logrados, aplicados en una equivocada situación de percepción, como de costumbre, no sé que me espera en los próximos meses.
Meses, sí. Porque si después de tantos años, aún no te detenés a valorarme, no te proponés pensar con la boca cerrada para que los chicos no te escuchen, no has fijado en esa pequeña cabecita de cinco años que tenés nada de lo que vengo, permanentemente, hablándote en pos de una mejoría matrimonial,  probablemente todo se vaya al carajo de una vez y para siempre. Y, probablemente, es más acertado y cercano al destino que construimos, que posiblemente. Porque ya no hay mucho más para agregar, la comunicación se produce cuando se encuentran dos personas que saben escuchar, comprender y responder. Respeto le llaman. Y vos te haces olímpicamente el boludo. Es tu protección, lo entiendo. Lástima que vos no sepas o no quieras entenderme. Ahora que lo medito, ninguna de las dos cosas. Claramente, tampoco te importa. Soy una mujer sola, me conocen como una  mujer sola, voy y vengo sola, asisto a determinados lugares sola, converso, estudio, analizo, comparto, viajo, decido, sola. No te interesa lo que me pasa, lo que siento, lo que aprendo,lo que no comprendo, lo que me frustra, lo que me contenta. No me permitís conversar de mí con vos. Te aburro, se te nota en el cuerpo, en las gesticulaciones. No te intereso y, lo peor, no tenés pelotas para decírmelo. Sólo te ocultás bajo la sábana imaginaria de la victimización porque traés el sueldo a casa y eso te parece suficiente para catalogarte como un excelente compañero. Pero yo sí tengo pelotas. Y esto no te determina ganador ni víctima.
Analizá vos la postura que te toca, la que elegís, porque es tu elección.


Yo ya elegí la mía.

lunes, 23 de julio de 2012

Delirios de invierno







Pasión por el mar, por su ruidoso silencio y su inmensidad.
Pasión por amar, por el vuelo infinito de mi alma
en brazos de la tuya.
Pasión por vos y por el todo de tu todo,
que me embruja transitando ora al cielo, ora al infierno.
Pasión por callar lo que no se debe hablar,
saboreando la manera de hacerlo explotar,
por el fue superado y el ahora sumergido
sobre un plato que se come frío.
Pasión por la letra y tu contorno
relacionándose en un inexistente punto
que solo yo reconozco si vislumbro,
bajo la penumbra de una vela,
tu espalda dibujada en mi cuaderno
perpetuada en el inconsciente demente 
de mis horas a deshoras, con rumbo 
al sin fin inagotable que pregunta el por qué  de tanta Pasión.
Pasión por la palabra y el gemido,
por la frase irrepetible y pecadora que brillaba en tus pupilas,
fugitivas eternas del valiente amor al que no te atreves.

Pasión por la mueca de tu boca y el saber
qué significan tus ojos cuando me miras.


♥